Alrededor de un millón de personas en nuestro país son susceptibles de sufrir periimplantitis. Se trata de una dolencia que puede aparecer después de colocarse un implante dental, si el tejido que lo rodea se inflama hasta alcanzar un estado infeccioso avanzado. En estas ocasiones, suele pensarse que la operación es inevitable. Sin embargo, existen otros métodos con los que es posible tratar exitosamente las molestias sin tener que pasar por quirófano. Vamos a hablar este mes sobre cómo curar la periimplantitis sin cirugía. Sigue leyendo para descubrirlos.
¿Puede evitarse la operación en la periimplantitis?
“Hace muchos años, se abogaba por hacer siempre cirugía en la periimplantitis, pero hemos demostrado que no siempre es necesaria”. En estos términos se expresaba el Dr. Antonio Liñares en su reciente entrevista en la revista Maxillaris, en la que trata ampliamente el mejor modo de gestionar esta afección bucal.
Aunque la operación en la periimplantitis no es algo a descartar a la ligera, sí pueden aplicarse antes otros métodos menos invasivos. Una opción si tienes esta dolencia es optar por una terapia no quirúrgica, enfocada en atacar la infección para que la encía vuelva a estar sana.
La técnica del Dr. Liñares
Ante una periimplantitis hay tres opciones. La primera es extraer el diente, pero dejar un hueco en la dentadura tiene sus propias consecuencias y puede causar a su vez problemas bucales. La segunda, como ya dijimos, es la operación. Pero la tercera es un método novedoso, que mezcla los medicamentos con las ondas de alta frecuencia para controlar la enfermedad.
Esta estrategia se basa en “el simple empleo de ultrasonidos de forma submucosa y la administración de metronidazol sistémico”, un antibiótico efectivo contra las bacterias que provocan el sangrado y la inflamación de la encía alrededor del implante. Es más sencillo que operar, y su grado de eficacia es esperanzador, ya que “en un 50-60% de los casos de periimplantitis” se pueden obtener buenos resultados.
¿Qué tratamiento es mejor para ti?
Lo más recomendable si experimentas estas molestias es que acudas a un especialista que valore tu caso y te aconseje sobre la técnica más adecuada para tu sintomatología. El nivel de gravedad de tu periimplantitis es lo que determinará si eres un candidato apto o no para poner en marcha esta terapia previa, o si lo conveniente es trasladarte directamente a la mesa de operaciones.
Algunos de los detalles que evalúan los expertos es la cantidad de sangre de la herida y el estado de la bolsa. “Si vemos que se ha reducido, el sangrado es mínimo y en el nivel radiográfico hay estabilidad, podemos. Si hay supuración, abunda el sangrado y no se reducen las bolsas, optamos por una cirugía”, explica el Dr. Liñares.
El odontólogo lleva una docena de años realizando este tratamiento en el que, además de los ultrasonidos y los antibióticos, en ocasiones se emplea el desbridamiento mecánico. Consiste en eliminar el tejido muerto para favorecer que crezca el sano, así como limpiarlo de placas y otro tipo de suciedades que afectan a tu boca.
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La diferencia con el diente natural: cómo cuidar tus implantes dentales
Una de las causas de la periimplantitis es la mala colocación de la pieza. Por lo tanto, el primer consejo es que solo te pongas en manos de especialistas a la hora de realizar este proceso, previniendo que se produzcan las lesiones. Muchas veces ocurren porque el implante “es un elemento más susceptible” de infectarse que los dientes. Es decir, que deberás tener un mayor cuidado si quieres evitar cualquier molestia.
Al poner un elemento externo en la encía, la piel de zona de la intervención sufre un pequeño trauma, y la regeneración del hueso de la mandíbula no siempre transcurre de forma “predecible”. El tejido tampoco se une igual que como lo haría a un diente, así que deberás incorporar una serie de medidas de higiene a tu rutina.
Estas son las que te recomendamos:
- Un cepillado largo, de unos tres minutos de duración, y con un cepillo de dureza media para que tu boca quede bien limpia.
- Hilo dental para eliminar restos en las zonas más inaccesibles. Si no te manejas bien con él, también puedes emplear cepillos interdentales.
- Colutorio que no tenga alcohol, con el fin de evitar que se dañe la mucosa.
- Una alimentación equilibrada para que los huesos y los tejidos estén sanos y evitar otras enfermedades.
- Abandonar el tabaquismo y los medicamentos innecesarios, ya que pueden intervenir en la adaptación del implante.
¿Y si no me pongo un implante dental?
La periimplantitis es un problema que pueden provocar los implantes dentales, pero la solución no está en evitarlos. Las consecuencias de no ponerse uno cuando se necesita pueden llegar a ser peores que esta infección, porque la boca se ajusta a la ausencia del diente de muchas formas distintas.
La más habitual es la recolocación del resto de la dentadura, que tiende a moverse para llenar el espacio. Esto no solo tiene efectos en la apariencia, sino que puede provocar problemas en la masticación o dañar la encía por el contacto constante de los alimentos en esa zona.
Evitar un implante dental cuando se necesita puede provocar mayores problemas bucales
Al haber más sitio, aumentará el hueco entre las piezas y la comida se introducirá más fácilmente en rincones difíciles de higienizar, con el consiguiente cúmulo de bacterias. Además, otras partes de la dentadura sufrirán un mayor desgaste como contrapeso. La lista de complicaciones es larga, pero te invitamos a informarte más sobre el tema en la entrevista sobre salud bucodental que la Cadena Ser le realizó al Dr. Liñares para el podcast San Andrés 90.
Tras escucharlo, tendrás aún más claro que, ya te falte un diente o sufras un problema estético, los implantes pueden ser una buena solución. Con ellos ganarás en seguridad, y podrás masticar de forma más estable que con una dentadura postiza.
Cuida la salud de tu boca
Tanto en la periimplantitis como en cualquier otro problema odontológico, el tiempo es clave. Cuanto más dejes evolucionar los síntomas, más complicado serán atajarlos.
Ponte en contacto con un profesional ante el menor signo de afección. En la clínica del Dr. Liñares estamos disponibles tanto por teléfono (881 968 034) como por email (info@antoniolinares.com), así como presencialmente en la calle San Andrés 90.