¿Alguna vez has experimentado cómo de repente y sin dolor previo un diente se te movía o incluso llegaba a caerse? Puede ser que padezcas periodontitis o piorrea y no lo sepas. Si quieres saber en qué consiste y cómo prevenirla y tratarla sigue leyendo.
Actualmente el término piorrea se encuentra en desuso en odontología, pero quizás muchos de vosotros lo habéis escuchado a lo largo de los años. La palabra piorrea todavía se sigue utilizando popularmente para referirnos a la enfermedad periodontal aunque el término que usamos en odontología en la actualidad para referirnos a ella es el de periodontitis.
La piorrea o periodontitis es una enfermedad infecciosa y la principal causante de la pérdida de dientes junto con las caries. Su gran peligro radica en que es una enfermedad que no causa un dolor excesivo o molestias demasiado graves, por lo que en muchas ocasiones pasa desapercibida o se normaliza fácilmente.
Se trata de una patología crónica inflamatoria del tejido que rodea nuestros dientes y que tiene como resultado la destrucción progresiva del ligamento periodontal y del hueso alveolar que da soporte a nuestros dientes.
La principal diferencia con la gingivitis es que en la gingivitis hay inflamación de la encía pero no existe destrucción del hueso y en la periodontitis o piorrea sí hay destrucción de hueso.
Cuando se forman las conocidas como bolsas periodontales, que son una acumulación de bacterias a nivel subgingival, su acción va generando daños en las estructuras dentales, provocando el deterioro del hueso que soporta nuestros dientes.
¿Porqué aparece la periodontitis?
Como os hemos dicho, al tratarse de una enfermedad infecciosa, la principal causa de su aparición es la acumulación de placa bacteriana debido a una higiene oral deficiente. Si no eliminamos correctamente esta placa, provocaremos la inflamación de nuestras encías a corto plazo y un endurecimiento de la misma con el tiempo, uniéndose a nuestros dientes y formando lo que denominamos como sarro (cálculo), que una vez adherido al diente ya no seremos capaces de eliminar con el cepillado convencional y necesitaremos una higiene dental profesional.
¿Cómo podemos saber que tenemos periodontitis?
Para detectar si estamos padeciendo periodontitis los síntomas mas habituales son la inflamación de la encía y el cambio de color de la misma, tomando un tono enrojecido o violeta. Por supuesto otro de los síntomas claros es el sangrado de encías que se produce al cepillarte los dientes, el mal aliento, la molestia al masticar o notar que algunas piezas dentales se nos mueven.
En ocasiones también pueden aparecer espacios entre los dientes, e incluso en algunos casos abscesos o superación en las encías. Pero sin duda el sangrado es el primer signo de alarma. Que nos sangren las encías no significa directamente que tengamos piorrea, puede tratarse de una gingivitis, pero si nos va a servir para ponernos en alerta y acudir inmediatamente a nuestro especialista para que pueda realizar un correcto diagnóstico e intervenir antes de que la enfermedad pase a un estadio más grave.
¿Qué factores de riesgo hay?
Cualquiera de nosotros podemos padecer periodontitis si no nos cuidamos adecuadamente pero sí es cierto que hay ciertos factores de riesgo que pueden provocar la aceleración de la enfermedad o simplemente el riesgo de padecerla.
Padecer gingivitis crónica, fumar, los cambios hormonales en las mujeres como el embarazo o la menopausia, estar en edad avanzada, el abuso de sustancias tóxicas, la falta de vitamina C o enfermedades que disminuyen nuestras defensas (diabetes, artritis, enfermedad de Crohn, leucemia, el VIH, tratamientos oncológicos). En estos casos, la prevención deberá ser todavía más exhaustiva para evitar futuras complicaciones.
Tratamiento de la periodontitis
Como ya os hemos dicho anteriormente, la principal causa para padecer periodontitis es una higiene bucodental deficiente por lo que la clave para frenar la aparición o progresión de la enfermedad será sin lugar a dudas tener una higiene oral adecuada.
La enfermedad periodontal puede derivar en graves consecuencias para nuestra salud por lo que es importante detectarla cuanto antes para poder tratarla y que no se vuelva crónica.
El primer paso es establecer un diagnóstico claro y elaborado por un profesional, para valorar cuales son nuestras mejores opciones y buscar una solución adaptada a nuestras necesidades.
Una vez diagnosticada podremos realizar un pronóstico para nuestras piezas dentales y elaborar el plan de tratamiento que vamos a llevar a cabo. Habitualmente suele comenzar con una higiene dental profunda, para eliminar el cálculo adherido a nuestros dientes y debajo de las encías.
Y a partir de ahí el factor clave será corregir cuanto antes nuestros malos hábitos de higiene y llevar un correcto mantenimiento por nuestro especialista acudiendo a revisarnos cuando así nos lo indique. Tendremos que aprender a utilizar correctamente nuestro cepillo dental, utilizar el hilo dental y los cepillos interdentales para completar nuestra higiene diaria y visitar a nuestro dentista con regularidad para que se encargue de eliminar los restos a los que no podemos llegar.
Debemos tener en cuenta que la periodontitis es una enfermedad crónica, por ello una vez diagnosticada las visitas de de mantenimiento para realizar una higiene profesional deberán ser habituales para frenar su evolución. Se recomienda una limpieza profesional de cada 3, 4 o 6 meses en función de las necesidades de cada paciente.